Ermita de San Bernardo. La Ermita

 Ermita de san Bernardo. 



La ermita





Ubicación de Torre de Arcas en la provincia de Teruel
Mapa: Sigpac





La ermita de San Bernardo.



Fuente: plafón explicativo de la ermita de San Bernardo

La planta de la ermita es octogonal, la forma geométrica de los templarios. A su vez, el octógono contiene una elipse, que es la forma del movimiento de los astros. El conjunto, con el pórtico de entrada, recuerda también la forma de un dolmen.

Hay que suponer que el edificio actual, datado en 1801, según consta en su fachada principal, aunque en una fachada lateral aparece la fecha de 1798, se construyó sobre otro anterior templario. Hay referencias documentales de una ermita en 1324. Las pinturas datan de 1847.

 Vista general del interior, desde el púlpito.


La orientación de la ermita es de 80ºE, que es la misma que he podido observar en otros edificios religiosos relacionados con el temple. Esta orientación permite la entrada directa del sol por la ventana de la fachada principal en la primera quincena de septiembre, que es cuando el sol sale –precedido de la constelación de Leo- inmediatamente antes de la constelación de Virgo (la Virgen, la Madre Tierra).

Virgo (la Virgen, la Mujer en sentido amplio) es la constelación de la Diosa Madre. Se la asocia con todas las diosas de las grandes culturas de la Antigüedad: Deméter, Isis... Está relacionada con el ciclo agrario -colocada al final del mismo-, como lo revela el que su estrella principal se llame Espiga. Como cristianización de este culto, muchas Vírgenes cristianas llevan una espiga en su mano. Su forma nos sugiere un ser antropomorfo con alas. En las cosmogonías de la Antigüedad, se dice que la Justicia reinaba en la Tierra hasta que nació la Raza del Bronce (es decir, en la Edad de los Metales, cuando la sociedad se divide en clases, surge el esclavismo, las guerras desvastadoras y la explotación del hombre por el hombre); entonces la Justicia dejó la Tierra y ascendió con unas alas a los cielos formando la constelación de Virgo.

“Los sumerios llamaban a la constelación Bad-Tibira y a su estrella principal Sib (la Spica actual). Los primeros agricultores relacionaron la constelación de Virgo con la diosa de la fertilidad –Démeter, Ceres, Perséfone y los distintos nombres de la Diosa Madre que, andando el tiempo, se ha transformado en la Virgen o Madre Divina. (...) El hombre primitivo observó que la estrella Spica, la principal de la constelación que hoy llamamos Virgo, desaparece en el horizonte del cielo nocturno el quince de agosto, lo que coincide con el agostamiento de la vegetación. Era el tiempo de recoger el trigo ya seco y maduro. Spica vuelve a aparecer en el cielo nocturno el ocho de septiembre, coincidiendo con el momento de la sementera. (...) La mente asoció el ciclo agrícola, del que dependía la fecundidad de las cosechas, con el de la misteriosa estrella Spica que de algún modo mágico regía la alternancia estacional que hacer crecer el cereal. Por eso precisamente la llamaron Spica, espiga.” (Nicolas Wilcox, Los templarios y la mesa de Salomón).



La orientación de 80º también corresponde a la posición más espiritual del ser humano. Stéphane Cardinaux, en "Geometrías Sagradas" nos explica que esta orientación es conocida desde la antigüedad: "Este ángulo (o azimut) era perfectamente conocido por los Antiguos porque es el ángulo del dromos, la avenida de acceso a la Gran Pirámide. En Europa, numerosas iglesias muy antiguas están orientadas en esta dirección."

Añade que esta orientación u "ola de Isis" corresponde a la orientación más espiritual para el ser humano: "A este azimut particular se le llama “la ola de Isis”. Si uno se sitúa frente a esta dirección, nuestro cuerpo etérico será mayor que frente a cualquier otra dirección. Si uno se gira poco a poco, va disminuyendo, con un valor mínimo al opuesto de la ola de Isis. Cualquiera que sea el lugar donde uno se sitúa en la Tierra, este ángulo beneficioso es siempre el mismo."

Finalmente, S. Cardinal afirma que el color púrpura-magenta está asociado con esta orientación, que "ha sido desde los tiempos más remotos el color de la espiritualidad, y es, pues, normal que se oriente la mirada hacia esta vibración-color. Los monjes budistas se visten siempre de púrpura que es también el del séptimo chakra."