La catedral de la Seu d’Urgell


La fachada exterior





La parte inferior de la fachada este.

La ciudad de la Seu d’Urgell toma su nombre del hecho de ser sede episcopal del obispado de Urgell. Parece ser que la población nació y creció en torno a la catedral -que se construyó 3 veces en el mismo sitio- formando un barrio que se llamó ‘vicus sedis urgelli’ o “barrio de la sede de Urgell”. Un primer templo se edificó no lejos del actual, conocido como Catedral de San Justo, en el siglo V, en Castellciutat.







La parte superior de la fachada este.

La primera de las construcciones en su zona actual fue hecha en tiempos de Carlomagno. “Tal como consta en un documento que aún se conserva en el archivo episcopal, en tiempos de Carlomagno se ordenó la construcción de un nuevo templo que fue consagrado en 893 por el obispo Sisebut, en dicho documento conmemorativo salen nombradas las iglesias y parroquias que pertenecían a esta diócesis: 129 del Alto Urgel y del Solsonés; 85 de la Cerdaña; 31 del Berguedá; 42 del Pallars y 2 de la Ribagorza. El acto de consagración contó con la presencia del conde Sunifredo I padre de Wifredo el Velloso.” (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia)




La fachada oeste. Se aprecia la parte exterior del ábside.

Una segunda construcción se debe al obispo Ermengol, en el siglo XI. En torno al año 1000, la mayor abundancia y belleza de edificios (en la Península) corresponde a los condados catalanes, inscritos casi todos ellos en el estilo románico lombardo, que presta a sus realizaciones un perfil austero, severo y recio (...). El enriquecimiento catalán a partir de la expedición de Ramón Borrell I a Córdoba en 1010 y la situación geográfica de los condados, más próximos a las áreas culturales europeas que los demás territorios peninsulares, conntribuye a explicar este florecimiento arquitectónico y su estilo" (J.A.García de Cortázar, Historia de España, vol. 2, Alianza Editorial). Cuando en 1031 el califato de Córdoba colapsa, comenzará al poco el sistema de "parias" (pagos de los distintos reinos musulmanes a los reinos cristianos a cambio de protección), lo que supone una fuerte entrada de ingresos en las arcas de estos últimos. De esta forma,  "el obispado de Urgel tuvo una época de prosperidad gracias a las donaciones de bienes que otorgó Borrell II, conde de Barcelona y conde de Urgel (927-992). Este poder conseguido se manifestó en las construcciones del obispo Ermengol (1010-1035) que fue el encargado de reformar por completo la catedral en estilo románico junto con la edificación de otras iglesias como la de Sant Pedro y San Andrés, la de San Miguel. Estas obras fueron financiadas con el oro conseguido en la conquista a los musulmanes del Urgel." (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia)



 


La fachada sur.

El edificio actual se comenzó en el siglo XII, con el obispo Odón d'Urgell, con muchas interrupciones durante toda la centuria. "Las obras del edificio actual se iniciaron bajo el obispado de Odón de Urgell (1116-1122). La obra quedó interrumpida debido a los continuos enfrentamientos entre el clero y los condes de Foix. En 1175 se encargó a un maestro de obras, Ramon Llambard, que continuara con las obras. Llambard se comprometió mediante contrato a completar la bóveda en un plazo máximo de siete años. El compromiso incluía la finalización del cimborrio y rematar la altura de los campanarios, añadiendo una hilera de piedras que los elevaran por encima de la bóveda. Llambard colaboró también en la construcción de la Basílica de San Miguel de Pavía. En 1195, la ciudad de la Seo sufrió un asedio por parte de Arnau de Castellbó y Ramón Roger de Foix. La catedral se convirtió en la defensa de la ciudad debido a sus características que la convierten casi en fortaleza. Seo de Urgel fue liberada después de que el clero abonara un rescate de 30.000 sueldos lo que provocó una crisis en las arcas clericales. Por ello, las obras del templo quedaron paralizadas a finales del siglo XII y jamás fueron retomadas por lo que el templo quedó inacabado. Sólo se continuaron las obras del claustro.” (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia). Esta es la catedral actual, que tiene el privilegio de ser la única catedral plenamente románica de Catalunya.

El carácter defensivo del edificio se observa aquí en que "desde la parte de la esquina con la torre y por toda la parte superior de este lado del edificio, se encuentran numerosas aspilleras, empleadas como método defensivo de la ciudad que se tuvo que hacer en varias ocasiones desde la catedral." (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia)

 

Plano del conjunto. Fuente: Plafón explicativo de la Catedral de la Seu d’Urgell.

La catedral tiene claras influencias de la Italia lombarda. "La catedral de santa María es un edificio peculiar dentro del románico catalán ya que cuenta con algunos elementos italianizantes, poco frecuentes en otros monumentos de la época. Estos elementos son visibles en la decoración de la fachada que se encuentra coronada por un campanario de dos pisos con ventanas geminadas. Otra de las características diferenciales es la galería situada en la parte superior del transepto y el exterior del ábside." (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia)




Las dos torres octogonales de la fachada este.

La catedral tiene una finalidad claramente defensiva, como lo revela las dos grandes torres octogonales (cuadrangulares en su base pero octogonales en su parte superior) de su fachada este. La huella de los templarios comienza a observarse en estas dos torres, debido a su forma. "La iglesia tiene cinco puertas de acceso: tres están situadas en la fachada principal, mientras que las fachadas norte y sur disponen de una puerta cada una. Las portaladas laterales son las que presentan una decoración más elaborada, datada en el siglo XIII. Tanto los muros como las torres situadas a ambos lados de la fachada y las dos que se encuentran a ambos lados del crucero son extremadamente gruesos, por lo que se cree que los arquitectos originales pensaron que el templo podría servir tanto para el culto religioso como de lugar de refugio en caso de que la ciudad se viera atacada." (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia)



CANECILLOS DE LA FACHADA EXTERIOR

Abundan las cabezas humanas, motivo de origen claramente celta que tendrá su continuación en el Baphomet templario. Algunos rostros muestran unos caracteres tan definidos que no sería de extrañar que representasen a personajes reales de la Seu medieval. También hay algún motivo vegetal. Una representación animal nos recuerda al signo de Aries.










 



TIERRA DE HEREJES

Esta zona ha vivido algunas de las grandes herejías que ha tenido el catolicismo. 

La primera es la herejía adopcionista. Esta se origina en el Toledo dominado por los musulmanes y centro del catolicismo hispano desde los visigodos. El obispo de la ciudad, Elipando, es quien la encabeza. El adopcionismo tiene sus raíces en la doctrina de Nestorio, arzobispo de Constantinopla en el siglo V, quien dice que Jesucristo tenía una forma humana y otra divina, pero que no se unían en una sola persona; tampoco María es Madre de Dios, pues dio a luz a un hombre. El adopcionismo fue aceptado por todos los obispos mozárabes en el Concilio de Sevilla en el 784, pero en tres Concilios que se celebraron en intervalos de pocos años a nivel europeo, el adopcionismo fue declarado herético por la Iglesia oficial romana.

Todo indica que el adopcionismo es un intento  de crear una Iglesia “autóctona” sometida de hecho a la autoridad musulmana. Como para el Islam Jesucristo era tan sólo un profeta, la doctrina adopcionista acercaba las doctrinas cristiana y musulmana, y la alejaba de la doctrina romana. En efecto, se sabe que Elipando había sido nombrado arzobispo de Toledo por indicación de los gobernantes musulmanes. Se trataba de ampliar la base social musulmana o, al menos de neutralizar cualquier “enemigo interior”, buscando elementos comunes en ambas religiones, en unos momentos en que los cristianos desde la cornisa cantábrica y Carlomagno desde los Pirineos aparecían como importantes enemigos potenciales.

En el noreste peninsular –la futura Catalunya- también se vivía una situación particular. Aquí era la pretensión de los francos de dominar la zona para crear una “marca” que hiciera de frontera con la España musulmana. Y, en consecuencia, una parte de la nobleza es partidaria de los francos y otra no. Esta última adoptará la herejía adopcionista como señal de identidad para oponerse el dominio franco. 

Desde la conquista de la Septimania por Pipino el Breve en 759, los obispos de la zona ya no dependían de Toledo (en manos de los musulmanes), sino de la sede de Narbona. Carlomagno siguió con esta tendencia, para asegurar se hegemonía a ambos lados de los Pirineos. Vencida la herejía adopcionista, en los comienzos del siglo IX, la monarquía franca favorecerá la implantación en nuestras tierras de la Regla de San Benito, especialmente desde la época de Luis el Piadoso.

En lo que se refiere a los monarcas asturianos, la lucha contra el adopcionismo fue un arma ideológica que reforzó a este reino con la obra de Beato de Liébana y la reimplantación unos años más tarde del Camino de Santiago. 

En ambos casos, las autoridades cristianas del Norte ya no dependían de las autoridades de la Iglesia mozárabe en tierras musulmanas y disponían de sus propios elementos de identidad religiosa.


Unos siglos más tarde recorren estas tierras unos herejes mucho más peligrosos para la Iglesia católica: los cátaros, que defendían, aparte de su forma de ver el Cristianismo, la total igualdad social sin ricos ni pobres y  la oposición a todos juramentos, especialmente los juramentos de fidelidad con los señores feudales; unos auténticos anti-sistema de la época que las clases dominantes de la época no podían tolerar. Y así fue. Después de masacrar a  más de un millón de personas en el sur de Francia, muchos cátaros huyeron hacia la Península. En la comarca de la Seu d’Urgell  y en la de la Cerdanya –por su proximidad al sur de la actual Francia- se concentraron comunidades cátaras de importancia. Tan abundantes fueron los cátaros por aquellas tierras que hasta varios nobles de la región o bien se convirtieron al catarismo o bien lo defendieron a maza y espada, perdiendo algunos la vida en el empeño. Otros, sin embargo, fueron condenados post mortem, como el noble señor Arnau de Castellbó, que defendió a sus súbditos cátaros de la barbarie católica llevada a cabo por los obispos de la Seu d’Urgell. Los Castellbó, al igual que los Cabot y otros señores pirenaicos, mantuvieron una guerra abierta con los intransigentes obispos de Urgell. Cuatro décadas después de la muerte de Arnau de Castellbó, el peor enemigo de dichos obispos, los restos mortuorios tanto del noble Arnau como de su hija Ermessenda, enterados en Santa María de la Costoja, fueron profanados y venteados a los cuatro vientos por la Inquisición, con la bendición del obispo de Urgell. (Miguel Aracil, El misterio de las catedrales catalanas, Gomez ediciones).

Esta persecución contra los cátaros también ha dejado sus huellas en la catedral. El ábside estaba cubierto de pinturas del siglo XIII dedicadas a Santa Catalina, que posteriormente fueron arrancadas y que han ido apareciendo en diversos lugares. "Las pinturas cubrían todo el ábside, presididas en la parte superior por un Pantocrátor, del que solo quedaba parte de la mandorla inferior. La segunda parte estaba dedicada a la vida de la santa en ambos lados de la ventana del muro, en el registro inferior siguiente se encontraba la Santa Cena y por último debajo había una decoración, casi destruida totalmente, de cortinajes. Los murales fueron arrancados en tres fragmentos por medio del método italiano del «strappo» y vendidos al mercado de antigüedades.

“En la actualidad se han ido adquiriendo a particulares e identidades y los tres fragmentos se encuentran: Disputa y el arresto de santa Catalina en el Museo Nacional de Arte de Cataluña; Martirio de santa Catalina en la fundación Abegg Stiftungde de Suiza; Santa Cena en el Museo Episcopal de Vich.

“Esta obra ha sido datada entre 1242 y 1255 y su advocación a santa Catalina se ha reflejado como una simbología de las luchas habidas durante esa época entre el obispado de Urgel, en particular el obispo Ponç de Vilamur (1230-1257) y los Castellbó y el condado de Foix que defendían la herejía cátara. Santa Catalina, según relatos hagiográficos, había tenido grandes disputas con filósofos paganos a los que había convencido para su conversión al cristianismo, por lo que había sido tomada como ejemplo por los frailes dominicos en su lucha por la conversión de los herejes cátaros. La representación de la Santa Cena símbolo de la Eucaristía muestra la relación con el catarismo que negaba este dogma cristiano." (Catedral de Santa María de Urgell, WIkipedia)

También la Seu fue refugio de los valdenses (herejía muy relacionada con los cátaros) que huían de Girona. "No siendo suficiente el paso de adopcionistas y cátaros ante los muros de dicha catedral, y como si de un inmenso magnetismo herético se tratara, también los valdenses, herejes que seguían la herejía de Pedro Valdo, también se refugiaron en aquella zona tras el asesinato en muy pocos días, posiblemente en sólo uno, de 114 valdenses en Girona, cuyas cenizas fueron arrojadas al Ter." (Miguel Aracil, El misterio de las catedrales catalanas, GOmez ediciones)




EL BEATO DE LA SEU D’URGELL (ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO X). LOS BEATOS COMO INSTRUMENTO DE LUCHA IDEOLÓGICA CONTRA LA DOMINACIÓN MUSULMANA.

Para los cristianos hispanos de los siglos VIII y IX, con casi toda la Península conquistada por los infieles musulmanes, estamos ante el fin del mundo. Se crea una mentalidad apocalíptica que ve en el Apocalipsis de Juan su referencia más válida. Este es el origen de los Beatus, primero en Liébana (Cantabria), con un mensaje apocalíptico que permanecerá durante varios siglos.



En cuanto al Beato de la Seu, según el investigador Manuel C. Díaz, su escritura lo sitúa en el siglo X, en la zona de Navarra – La Rioja (zona de San Millán de la Cogolla); de allí iría al Este y en el 1147 se le localiza en la Seu. 

Se desconocen sus autores, a pesar de que era habitual colocar el nombre de los miniaturistas al final del texto. Tiene una mezcla de numeración arábiga y romana, cuando lo normal era utilizar únicamente los números arábigos; también contiene errores en la correlación de los números de página. Su mapamundi no está coloreado y se le ha colocado en los Preliminares, cuando en la mayoría de casos aparece al final del Libro 1, debidamente coloreado. Se han añadido unas Tablas Genealógicas de las que inicialmente carecía. 

"Su autor es un grafista nato, en el que las figuras tienen un canon más alargado de lo habitual en la miniatura mozárabe, generando imágenes con una sensación de verticalidad que recuerda a las figuras del Greco” (Beato de la Seo de Urgel, www.turismo-prerromanico.es).