Hispano-judíos en la Edad Media española.

Maimónides (1135-1204), Moisés ben Maimón


Conocido en árabe como Abu Imran Musa ben Maimón Ben Abdallah al-Qurtubí. Nació en Córdoba, donde adquirió vastos conocimientos del Talmud y la Biblia, gracias a las enseñanzas de su padre, que eran dayyán de los judíos cordobeses y discípulo de Joseph ben Migash. Estudió también filosofía y ciencias en las escuelas árabes. 

Con la llegada de los almohades se inauguró un periodo de intransigencia contra los judíos en la España musulmana; muchos judíos emigraron entonces bien a tierras cristianas, bien a otros territorios musulmanes más tolerantes. En primer lugar, Maimónides y su familia se convirtieron al Islam para tener seguridad, pero continuaron en su fe y creencias judías. A continuación, en 1160, se trasladaron a Fez y luego a El Cairo en 1165, donde Maimónides volvió públicamente a su religión hebraica. En Fez adquirió grandes conocimientos de astronomía y medicina y escribió contra las conversiones forzadas de los judíos, reivindicando el fin de las persecuciones contra este pueblo.

En El Cairo pudo vivir cómodamente gracias a la considerable fortuna familiar y los negocios de su hermano David. En esta ciudad es donde compuso su obra principal, que le ganó un gran prestigio en los medios intelectuales tanto judíos como cristianos y musulmanes. Fue también médico de Saladino. Murió en esta ciudad en 1024.

Como médico escribió “Aforismo médico de Moshé” (1187-1190), “Tratado sobre el asma” (1190), “Sobre el coito” (1191), “Sobre higiene” (1198), “Explicación de las particularidades de los accidentes” (1200) y otras obras. Como astrónomo escribió “Tratado sobre el calendario” (judío) (1158), las “Reglas de la consagración de la neomenia” (la fiesta lunar más importante, hacia 1180) y “Carta a los rabinos de Marsella sobre la astrología” (1194).


Maimónides

La obra de Maimónides en  medicina representa la culminación de la ciencia judeoárabe en el tema. Consiguió reunir a su alrededor una verdadera escuela de medicina. Insistió en lo que hoy llamaríamos medicina preventiva (higiene); nos habla de los problemas psíquicos, como adelantado de los estudios sobre la histeria que se harían en siglos posteriores; teoriza sobre los efectos curativos de la música y el vino; estableció una lista de 2.000 drogas en árabe, sirio, persa, bereber y castellano. La influencia sobre Arnau de Vilanova y muchos otros grandes médicos medievales es muy clara.

Pero Maimónides ha pasado a la Historia como filósofo y teólogo. A los 20 años escribió un “Tratado de Lógica”, su primer libro. Aquí expone la lógica aristotélica vista por los grandes pensadores musulmanes Avicena y Alfarabi. En su versión hebrea, con este libro aprendieron lógica los estudiantes judíos durante varios siglos. 

La “Mishneh Torah” es una obra escrita en 1178 en 14 volúmenes donde comenta la ley judaica. Es una puesta al día de la Mishna, recopilación hecha por el rabino Juda hacia el año 200 de los ritos, liturgia, ética, etc., del judaísmo. La obra tuvo gran repercusión en los medios judíos convirtiéndose en uno de los textos básicos de su religión. El primer tomo, denominado “Séfer ha-Madda” y que Maimónides alude a él como “Libro del conocimiento” trata de las bases teológicas y filosóficas del judaísmo.

La “Guía de los perplejos” (descarriados) es su obra cumbre y la que mayor éxito le proporcionó en toda Europa y en el mundo musulmán. Fue escrita entre 1185 y 1190. “El autor finge dirigirse a un joven que está perplejo y descarriado ante el aparente conflicto entre la fe judaica y la ciencia o la filosofía; mediante una confrontación entre la Biblia, el pensamiento hebreo y el aristotelismo, Maimónides trata de demostrarle que se puede ser fiel a la Biblia y al Talmud sin  dejar de interesarse por la investigación intelectual; no hay ninguna contradicción entre fe y la filosofía; al contrario, la fe y la ciencia se ayuda mutuamente; la fe encierra una profunda racionalidad y existe una adecuación entre la naturaleza y los principios morales de la Revelación; la fe ordena de creer en Dios y amarle, pero, para conocer a Dios, es preciso estudiar la creación y, por lo tanto, estudiar las ciencias naturales; por otra parte, la ciencia y la filosofía enseñan que la perfección humana verdadera consiste en la excelencia del espíritu y que sólo una ley divina, que contempla fines espirituales tanto como materiales, es capaz de crear una comunidad política que permita promover aquella excelencia intelectual.” (Joseph Perez, Los judíos en España, ed. Marcia Pons Historia). La base de intelectual de Maimónides es la filosofía árabe, vista a través de Avicena y de Averroes quienes, a su vez, siguen el pensamiento de Aristóteles. Maimónides nos dice, pues, que las contradicciones entre fe y razón son sólo aparentes y que se deben a que el hombre no es capaz intelectualmente de encontrar la solución. “Los hombres se adhieren a la verdad revelada por medio de ésta, como una convicción de certeza y no de evidencia, aunque la razón dicta que no es lógico el rechazo de la palabra de Dios. Así aceptada, la fe se convierte en una fuente de conocimiento: contempla el orden universal y sabe que es producto de la sabiduría divina, que conduce al descubrimiento de Dios. Los preceptos establecidos por Este se insertan en el orden de la Naturaleza y sirven al crecimiento material y moral del hombre.” (María Antonia Bel Bravo, Sefarad, los judíos de España, editorial Silex)


Maimónides

“El gran debate giraba entonces sobre la interpretación que convenía dar a los libros doctrinales de la tradición hebrea: ¿había que leerlos en el sentido literal estricto o era posible ver en algunas partes de ellos elementos alegóricos? Más allá de esta controversia, una obra como la de Maimónides llamaba la atención sobre otros aspectos doctrinales, interpretados a la luz de la filosofía de Aristóteles que precisamente por aquellas fechas habían venido a conocimiento de los sabios a través de la cultura árabe peninsular. El nombre clave, en este aspecto, es el de Averroes –en árabe Ben Rochd-, “el autor del gran comentario” (Dante), médico, teólogo, jurista, además de filósofo, nacido en Córdoba en 1126. Averroes se dio a conocer por sus comentarios de los libros de Aristóteles, que leía en traducción árabe, ya que desconocía el griego y el latín. En nombre de la ciencia atacaba las opiniones religiosas del vulgo ignorante. Puede verse en él un precursor de las tendencias racionalistas en filosofía. Su influencia fue inmensa, tanto entre los judíos (Maimónides no lo cita nunca, pero su inspira en sus comentarios) como entre los cristianos: santo Tomás conocía sus obras. Todavía hay rastro de la influencia de Averroes en el siglo XVI  (Pomponacci, Vanini, la escuela de Padua…) e incluso en el siglo XVII entre los primeros adeptos del libre pensamiento. Maimónides también procuraba llegar a una conciliación entre las exigencias racionales de la filosofía y la fe mosaica. Se trataba de superar los aspectos aparentemente arcaicos e irracionales de la religión, mostrando que en su conjunto la fe no suponía una contradicción con la filosofía. “ (Joseph Perez, Los judíos en España, ed. Marcia Pons Historia)

El éxito de la “Guía de los perplejos” fue inmediato. En dicho popular entre los judíos era que desde Moisés el Profeta hasta Moisés ben Maimón (Maimónides), ningún otro Moisés se ha conocido. Una primera edición en vida de Maimónides fue libro de referencia en las aljamas de Provenza (Montpelier, Perpiñán y Narbona), desde donde pasó a Cataluña y al resto de España. En Provenza “algunos pensadores defendían una interpretación alegórica de la Escritura y pretendían reducir los preceptos a meros símbolos. De allí sólo faltaba un paso, que algunos dieron, para llegar a la teoría de la doble verdad: la una para la masa, que necesitaba dogmas y preceptos; la otra para  los élites que fingían compartir exteriormente la fe de los humildes, pero no podían creer en las que juzgaban simplezas. Estas tendencias averroístas o racionalistas llevaban a cierta indiferencia o tibieza religiosa o incluso a un auténtico descreimiento y materialismo, bastante documentado en el caso de los judíos de corte y de las profesiones liberales (médicos, por ejemplo), acostumbrados a codearse con cristianos de su misma cultura y condición y que se consideraban como muy superiores al vulgo, un vulgo que era la inmensa mayoría de sus correligionarios.” “(Joseph Perez, Los judíos en España, ed. Marcia Pons Historia). En 1419 se hizo una traducción de gran nivel al castellano, a cargo del converso Pedro de Toledo, patrocinada por don Gómez Suárez de Figueroa.

Algunos rabinos mostraron su oposición a la obra de Maimónides, sobre todo cuando afirma que un judío puede convertirse formalmente a otra religión si peligra su vida, manteniendo secretamente la fe hebraica. En realidad, este fue el caso de miles de judíos en el siglo XV.

La influencia de Maimónides en el pensamiento europeo fue grande. En estos medios, Maimónides era conocido como el “Águila de la sinagoga”. De hecho, fue unos de los padres de Renacimiento europeo, tanto en el ámbito filosófico como en el humanístico. Se hicieron traducciones latinas de su obra que influyeron claramente en Alberto Magno y en Tomás de Aquino; de hecho, Maimónides es al judaísmo lo que Tomás de Aquino es al cristianismo. Espinosa, en el siglo XVII, también es influenciado por Maimónides.

Maimónides representa la cumbre de la intelectualidad judía en al-Ándalus hasta la llegada de los almohades. Es la expresión máxima de una “edad de oro” que vivieron los intelectuales hebreos en esta parte de España, de tal manera que Maimónides también puede ser considerado como uno de los intelectuales más destacado del mundo islámico de su tiempo.