Hispano-judíos en la Edad Media española.


La cultura y la religión judías



La eclosión cultural y científica de los judíos hispanos tiene lugar después de la invasión musulmana de la Península, en el 711. Anteriormente, no hay evidencias de que los judíos hubieran destacado en estos campos. 

Al-Ándalus permite conectar la Península con los grandes centros orientales del saber, como eran Sura y Punbedita. La cultura árabe recogió la herencia cultural, científica y filosófica, de la Antigüedad griega. La labor fue ingente en cuanto a la traducción al árabe de obras de física, matemáticas, astronomía o medicina, a partir de las cuales los sabios musulmanes hicieron aportaciones decisivas para el pensamiento universal. Así quedaron preservados para siempre los trabajos de Euclides, de Hipócrates, de Galeno, de Aristóteles… A ello hay que añadir que los árabes también recogieron los grandes avances de la ciencia de Persia, India y China. 

La Córdoba musulmana llegó a tener en su biblioteca hasta 400.000 volúmenes. En España, el trasvase de conocimientos del mundo musulmán al mundo cristiano (tanto local como europeo) se acelera con la conquista de Toledo (1085) y de Zaragoza (1138).

A partir del siglo X los judíos estaban a la misma altura que los intelectuales musulmanes hispanos en filosofía, jurisprudencia, gramática o medicina. Sus estudios sobre el Talmud fueron esenciales dentro de la religión judaica.

En el campo estrictamente filosófico y religioso, en los siglos XII y XIII, los centros de interés fueron dos: el pensamiento de Maimónides y la exigencia de una práctica religiosa más acorde con los preceptos judaicos. Los judíos más ricos, en general, no se preocupaban mucho de la ley mosaica: tenían concubinas cristianas o no y practicaban el juego de los dados. Por otra parte, España había acogido a los “caraítas”, que eran una secta judía que se habían separado del judaísmo ortodoxo oriental en el 767 y que rechazaban el Talmud, la Mishná y la Cábala, plantando una interpretación libre de las Escrituras; así lo explica Anan Ben David en el “Sefer ha-miswot” (Libro de los Preceptos), que es el libro más importante de la secta. Como una muestra de su arraigo en España, a partir del siglo XI los rabinos consideraron a los caraítas como un peligro. Un personaje destacado es Mohamed ben Kalaph el Caisita, médico y poeta, originario de Almuñécar, que llegó a ser médico de cámara del rey de Granada.


En este ambiente de relajación y de crítica de la ortodoxia, resurgió el misticismo y los estudios de la Cábala. Las persecuciones a los judíos también crearon un ambiente propenso a estos temas. Y el mesianismo volvió a primer plano: en 1295 llegaría el Mesías según los rabinos y profetas de Ávila y Ayllón. Muchos judíos practicaron una vida ascética, de ayuno y de reparto de limosnas. En el siglo XIV el Zaragoza Jasday Abrahan Crescas rechazaba en “Or Adonai” (“Luz del Señor”) el racionalismo en el pensamiento judío, consecuencia, según él, de la influencia excesiva de Aristóteles.



EL TALMUD

EL Talmud es una recopilación de la religión judaica, a base de las enseñanzas y discusiones de los rabinos de Palestina hasta el 425 y Babilonia hasta el 500. Consta de dos obras: la Mishná y la Guemará. De esta última se conservan dos redacciones: la escrita en Palestina y terminada hacia el siglo V (junto con la Mishná forma el Talmud palestino) y la escrita en Babilonia y terminada hacia el siglo VI (junto con la Mishná forma el Talmud babilónico), que es la más importante y la que ha prevalecido. El Talmud comprende las reglas jurídicorreligiosas que ha de observar un buen judío, así como temas de medicina, de historia, de arte culinario y de moral.

EL Talmud es el libro educador del pueblo judío y sirvió de nexo de unión de este pueblo cuando padeció su dispersión por Europa y Oriente.

Se distinguen en él varios apartados:

- leyes relacionadas con la agricultura
- leyes relativas a las fiestas y al sábat
- leyes relativas al matrimonio, al divorcio, a los votos.
- legislación civil y criminal.
- leyes de los objetos y de las relacionadas con los sacrificios.
- leyes sobre la pureza ritual y la impureza.



LA TORÁ

La Torá era el primer libro escolar de los niños cuando cumplían cinco años. Se ponía un gota de miel sobre el libro para indicar al niño que su lectura era un motivo de alegría:

 “Come miel, hijo mío, que es buena,
Te será dulce al paladar
Sepas que es para tu Sabiduría:
Si la encuentras tendrás un después
Tu esperanza no será defraudada” (Proverbios 23, 13-14)

Los niños aprendían a leer en la Torá y continuaban su estudio toda su vida.

“Donde no hay alimento, no hay Torá;
Donde no hay Torá, no hay alimento” (Pirqué Avot 3,17)

La Torá sintetiza la Ley de Moisés. Se dice que su autor es el propio Moisés, y recoge también enseñanzas de los Profetas y otros libros de las Sagradas Escrituras. Ha de estar escrito sobre pergamino de becerro o de otro animal puro.

La Mishná es un suplemento de la Torá. Es la aplicación de las normas religiosas a la vida cotidiana para así uniformizar los hábitos de los judíos independientemente del país en que habiten. La Mishná es obra de Yehudá Ha-Nasí y los “Tanaim” en el siglo II, aunque arranca del siglo anterior. "Está dividida en seis “sedarim” u órdenes; 1) Zeraim, las semillas agrícolas; 2) Moed, las fiestas; 3) Nashim, las mujeres; 4) Codashim, las cosas sagradas; 6) Toharot, las cosas puras. Hay una segunda división en 64 “Masejot” (divisiones), “Perakim” (capítulo), y “Mishnayot” (lecciones); todas ellas forman el Talmud y constituyen, aún hoy, parte fundamental de la educación judía". (Juan G. Atienza, Caminos de Sefarad, editorial Robin Book)

LA CABALA

EL origen de la Cábala lo hemos de buscar en Babilonia, entre los siglos V y X.  El zoroastrismo no es ajeno a su nacimiento.

Es “un gnosticismo típicamente judío que procuraba adaptar al dogma bíblico de la Creencia la teoría de Aristóteles sobre la eternidad del mundo; para ello, la Cábala interponía entre Dios y el hombre una larga serie de intermediarios. La Cábala contenía además comentarios místicos sobre la Torá en los que se utilizaban materiales de toda clase: astronomía, cosmogonía, física, psicología, demonología, simbolismo de los números, enigmas, retruécanos, etc.” (Joseph Perez, Los judíos en España, ed. Marcia Pons Historia)

El momento de mayor desarrollo de la Cábala es el siglo XIII. Su caldo de cultivo está en Provenza, de donde pasa a Cataluña y de ahí al resto de España. En nuestro país alcanza su máximo esplendor en la Edad Media. Su personaje más destacado es Isaac el Ciego, inspirador de la escuela cabalística de Girona, la primera que se funda en España. En esta ciudad destacan Mose ben Nahmán (Mahmánides) y su obra “Sosán Sodot” (“El  lirio de los secretos”), donde nos habla del valor numérico de las palabras a partir de sus letras, y crea una poesía religiosa con simbología mística.

Pronto la Cábala se extendió por toda España. En la Castilla de Alfonso X, destaca la figura de Moisés ben Shem-Tob de León o Moisés de León (1240-1305), que escribió el “Séfer ha-zohar” (“Libro del Esplendor”), el libro más importante sobre la Cábala, en el que se inspira todo el movimiento cabalístico posterior. El libro está escrito en arameo como un comentario a  la Torá y “representa a la divinidad como un dinámico flujo de fuerza compuesto por numerosos aspectos. Más allá y por encima de toda contemplación humana está Dios como Él es en sí mismo, lo incognoscible y lo inmutable “en Sof” (infinito). Otros aspectos o atributos, conocidos, a través de la relación de Dios con el mundo creado, son las emanaciones del “En Sof” en una configuración de diez “sefirot” (reinos o planos), a través de los cuales el poder divino se irradia más allá para crear el cosmos. La teosofía zohárica se concentra en la naturaleza e interacción de los diez “sefirot” como símbolos de vida interna y procesos de la naturaleza divina. Como los “sefirot” son arquetipo de todo lo creado, el entendimiento de sus acciones puede iluminar las obras internas del cosmos y de la historia. El Zohar, por esta razón, da una interpretación cósmica y simbólica del judaísmo y de la historia de Israel en la cual la Torá y los mandamientos, al igual que la vida de Israel en el  exilio, se convierten en símbolos de los sucesos y procesos de la vida interna de Dios.” (Joseph Perez, Los judíos en España, ed. Marcia Pons Historia)
“Los qabbalistas proponían tres métodos para desentrañar el sentido profundo de la Escritura:  el “matemático”, que consiste en atribuir a cada una de las letras de la frase su valor numérico –en hebreo no existen guarismo y se emplean las letras como cifras-; el de “siglas”, que descompone cada palabra en sus letras y se sirve de éstas como iniciales de nuevas palabras que permiten formar frases, y el de “conmutación” que consiste en obtener nuevos significados colocando las letras de cada palabra en orden diferente.” (María Antonia Bel Bravo, Sefarad, los judíos de España, editorial Silex). Se trata, pues, de interpretar la Biblia a partir del significado de sus palabras, algo que fue transmitido por Dios a Moisés en el monte Sinaí.

Otro cabalista de primer orden es Abraham ben Abul-l-afia o Abufalia, también del siglo XIII. Destaca en la Cábala aritmética, en la que “el contacto con las letras lleva al hombre a una relación directa con Dios, las combinaciones, las permutaciones y ejercicios sobre el alfabeto acostumbran al alma a concebir formas superiores, de modo que la escritura y la contemplación de lo escrito permiten acceder al pensamiento puro.” (Joseph Perez, Los judíos en España, ed. Marcia Pons Historia). Escribió “Imrey Shefer” (“Palabras respetuosas”).

También hay que mencionar a Joseph ben Giqatilia (1248-1325), discípulo de Abufalia e influenciado por Maimónides. 

La obra de Abufalia influyó grandemente en Ramón Llull, como podemos apreciar en su obra “Llibre del Gentil e los tres savis” (hacia 1272) y, especialmente, en su obra maestra “Ars Magna”, con abundantes elementos aritméticos o geométricos.

EL poeta Yehudá Ha-Leví fue uno de los pilares de los cabalistas, que escribe desde posturas  místicas y sionistas, posicionándose frente al cristianismo y la Islam.

El racionalismo de Maimónides obliga a los cabalistas a sistematizar de forma más ordenada y coherente su forma de ver el mundo.

También hay que hablar de la influencia de la Cábala en la mística española del Siglo de Oro.

Después del siglo XIII, el movimiento cabalístico se divide en dos sectores: el místico, más fiel al espíritu originario de la Cábala,  y el práctico, que acabó en supercherías.

En Italia, después de la expulsión de los judíos de España, surgió el Tarot entre las comunidades hebreas allí asentadas, con sus 22 arcanos, la misma cifra que las letras del alfabeto judaico.


EL SIETE 


Es el número sagrado para los judíos: la semana, el año sabático (un año cada 7 años), el Yobel (el Jubileo en el año 49), los 7 brazos de la Menorah, las 7 bendiciones de las bodas, los 7 días de luto...