Horta de Sant Joan. Sant Salvador

Salvador de Pladevall 1520-1567


Nacido en Santa Coloma de Farners en el seno de una familia pobre, fue enviado a Barcelona para aprender el oficio de zapatero. Pero pronto decidió ingresar en la orden de los franciscanos, en la que, después de un año de novicio, fue enviado a Tortosa.

En Tortosa comenzó a hacer milagros, curando enfermedades y malformaciones. Como la fama del fraile iba en aumento y las gentes llegaban en gran número a Tortosa para ser curadas, las autoridades eclesiásticas decidieron trasladarlo en 1547 a Horta, a 41 km de Tortosa, con la intención de que, en ese lugar apartado, pasaría desapercibido.


Capilla de Sant Salvador

Pero hasta Horta le siguió su fama de milagrero, de tal forma que el convento de Nuestra Señora de los Ángeles acabaría llamándose convento de Sant  Salvador, en recuerdo al fraile que hacía milagros. Miles de personas peregrinaban hasta Horta buscando la curación de sus males. Era normal ver a 2.000 personas en un día en torno al convento; en una fiesta de la Asunción  se congregaron hasta 7.000 personas. Las repercusiones económicas para Horta y para el convento de tal aluvión de gentes fueron importantes, y, gracias a ello, se pudieron edificar algunas dependencias del santuario (coro, sacristía, biblioteca, cocina, refectorio, varias celdas…). También creció el prestigio del convento, que llegó a ser la sede de los cursos provinciales de Filosofía. Salvador permaneció en Horta 12 años, de 1547 a 1559.

El Inquisidor de Aragón se disfrazó de cura para espiar las actuaciones de Salvador, pero éste descubrió su personalidad inmediatamente. "Saliendo un dia à dar la bendicion le impedia pasar la numerosa muchedumbre de los que lo esperavan, y por gran favor rogó, que lo dexasen pasar, que luego bolveria à bendecirlos: rompió por entre Tropas de gente, y se fue derecho à donde estava un hombre en trage de un rustico, y zasio Labrador, y arrodillandose á sus piès, le dixo: Señor, por esta Tierra Vuessa Señoria? El hombre corrido, y avergonzado e dixo se fuera, y lo dexàra, pues no lo conocia, Fray Salvador replicò : Si le conozco, y sé que Vuesa Señoria es Inquisidor de Aragon, que por haber oido las maravillas que obra Dios por mi mano, ha venido encubierto, y disfrazado a verlas, (todo esto era verdad) y asiendole del brazo, lo llevò a la rexa de la Capilla de Orta, y le dixo: De aqui podrà vèr Vuestra Señoria la liberalidad de Dios. Y bolviendose al numero sin numero de dolientes que habia, les dixo en alta voz: Disponeos todos para alcanzar lo que pedis à Dios, arrepintiendoos de vuestras culpas, para que sobre la salud de el Alma, cayga la del cuerpo. Entonces les dió la bendicion, y le sanidad. Llegaron los criados del Inquisidor, mudò de trage, y confesandole que su fama habia incitado à su deseo, para vèr experimentado lo que oia tan aplaudido, se bolviò admirado de las piedades de dios derramava por su mano." (pag 203-204) (M.Llovet, http://sansalvadorota.blogspot.com.es/2015/01/el-convento-de-nuestra-senora-de-orta-y.html)

Las autoridades religiosas e inquisitoriales no simpatizaban mucho con la obra de Salvador y lo trasladaron a Reus. Así se expresaba el padre provincial de los franciscanos:  " Esperaba encontrar en este convento regularidad, silencio y paz, y ¿qué es lo que encuentro? Un mal religioso que trae aquí a las gentes del mundo y todo lo trastorna y desordena. A vos me refiero, fray Salvador. ¿De dónde os ha venido esa idea de hacer cosas tan extrañas y tan poco conformes con la humildad de un hermano lego? Y ¿cómo, sabiendo que sois tan mal religioso, podéis tolerar que la gente os llame el Santo de Horta? Es preciso que en adelante no se oiga siquiera vuestro nombre: desde este momento lo cambio por el de fray Ambrosio; como penitencia recibiréis la disciplina y muy de madrugada partiréis con el mayor sigilo para el convento de Reus."

En Reus siguió obrando milagros, por lo que fue trasladado a Barcelona para comparecer ante el Tribunal de la Inquisición. Como no pudieron probar nada en su contra y los milagros no cesaban, fue exiliado a Cerdeña, donde se le venera en la iglesia de Santa María de Cagliari.