Mirambel (Teruel), un viaje a la Edad Media y el Renacimiento.



Un poco de Historia

Mirambel guarda importantes vestigios de la Prehistoria. En 1860 Nicolás Ferrer Julve, rector de la Universidad de Valencia, encontró varios enterramientos y hachas de piedra en la localidad; cerca de la actual iglesia parroquial apareció una necrópolis. Ha habido más hallazgos en campañas de excavación en épocas más recientes. Se evidencia, pues, la ocupación prehistórica de Mirambel.

En el contorno, tenemos el poblado ibérico de El Castellar y restos de la calzada romana que iba a Tronchón.

En  la Edad Media fue un pueblo musulmán, de lo que apenas nos quedan restos: tan sólo un interesantísimo reloj árabe ubicado cerca del actual Ayuntamiento; unas inscripciones en árabe en un torre del convento de las Agustinas desaparecieron con la demolición de la misma a finales del siglo XIX.


Maqueta de Mirambel. Fuente: Oficina de Turismo

La primera noticia de ‘Mirambel' como tal es del siglo XIII, en el documento de Jaime I otorgando el señorío de la localidad al francés Raimundo Beneyto. Hasta entonces era una localidad musulmana. Por Mirambel pasó y estuvo algún tiempo Jaime I antes de conquistar Morella, primera ciudad tomada a los musulmanes valencianos.


Reloj de sol construído por los musulmanes

Anteriormente, en 1157, Alfonso II de Aragón le había concedido el mismo fuero libre que el de Zaragoza; el rey cedió sus cartas de población a través de Gastón de Castellote, maestre del Sant Redemptor, a quien le cedió la localidad en 1195. Mirambel formaba parte con Cantavieja y seis pueblos más de una bailía independiente de la de Teruel. 

En el siglo XIII Mirambel fue templaria. Pedro II confirmó la donación a la Orden y los templarios concedieron la carta puebla en 1243. El documento dice así:

“En el nombre de Dios y de su gracia. Sepan todos los presentes y venideros que yo Frey R., por la gracia de Dios humilde Maestre de las casas de la Milicia del Temple en Cataluña y Aragón, con el consejo y voluntad de todo el convento de Cantavieja, y con el consejo de Frey G. de Ager, preceptor de Cantavieja… damos y concedemos a los cuarenta pobladores y sus descendieres de Mirambel con todos los sucesores, para lo que tengáis y poseáis libre e ingenuamente con derecho perpetuo por todos los siglos de los siglos amén; con sus ademprios, a saber: de aguas, caminos, montes, bosques, pastos, carrascales, y en general con todas las pertenencias que suelen darse en todo poblamiento.”

A continuación establecía los derechos sobre horno y molienda, justicia, obligaciones militares, la entrada de ganado a tierras musulmanas o la caza.

“Y yo, Frey R. De Serra, el susodicho Maestre, retenido lo que arriba se indica ordeno y determino por mí y mis sucesores que los pobladores de Mirambel y sus sucesores estén libres de toda otra pecha y de toda exacción y violencia, ahora y siempre por los siglos de los siglos.

“Y nosotros, todos los hombre de Mirambel laudamos, concedemos y firmamos esta carta en nombre propio y de nuestros sucesores cumplir con fidelidad, firmar y poseer todo lo que arriba se ha escrito, como mejor puede decirse y entenderse.

“Reinante el rey Jaime de Aragón. Se hizo esto en el mes de mayo, del año del Señor 1243”. (texto copiado del plafón explicativo de Mirambel)

La localidad formaba parte de la Ecomienda templaria de Cantavieja. Con la liquidación del Temple a comienzos del siglo XIV, las bailías de Cantavieja, Castellote y Aliaga pasaron a la Orden de San Juan.

Durante toda la Edad Media Mirambel ocupó un lugar estratégico importante como puesto aduanero con Valencia. La localidad se vió afectada por la Guerra de la Independencia (comienzos del siglo XIX) y sobretodo por las Guerras Carlistas (siglo XIX). En la Primera Guerra Carlista, que comenzó en 1835, fue incendiada y destruida la iglesia parroquial por los tradicionalistas, pues los isabelinos se habrían refugiado dentro creyendo estar a salvo; Cabrera instaló en el pueblo una fundición de fusilería y una fábrica de pólvora. En estos momentos, Mirambel se convirtió en sede de la Junta y Corte carlistas, presidiendo aquí don Carlos la Junta Suprema de Aragón, Cataluña y Valencia. “Residieron notables carlistas, que llegaron a constituir una ‘pequeña corte’, en palabras de Madoz. Se asentaron los obispos de Orihuela y Mondoñedo, oficinas del tribunal de secuestros, de la policía, curia eclesiástica, tribunal de diezmos y hospitales, intendencia, tribunal de alzada, tesorería general e imprenta real” (plafón explicativo de Mirambel). Esta imprenta fue la primera en confeccionar los boletines y panfletos carlistas que se distribuían por todo Aragón. Finalmente, Mirambel fue tomada por los isabelinos en 1840.

En la Segunda Guerra Carlista, los sublevados permanecieron en la localidad entre 1872 y 1873.






Medalla de Oro Europa Nostra


Mirambel es uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes de España, pues ha sabido conservar admirablemente su estructura medieval, tanto en sus murallas como en el interior de la localidad. Por ello, en 1980 fue declarado Bien de Interés Cultural y en 1981 recibió la Medalla de Oro Europa Nostra, que es el galardón europeo más prestigioso por la defensa del patrimonio, siendo la primera localidad de España en recibir tal distinción.

"En una superficie de apenas 4 ha, el casco urbano de Mirambel contiene más de una treintena de edificios, espacios urbanos y elementos defensivos de destacado interés patrimonial: torreones, portales de muralla, iglesias, conventos, palacios, casas populares, etc. Sin lugar a dudas, una de sus mayores singularidades es el hecho de que toda la población se desarrolla intramuros, un rasgo muy poco habituales en otros asentamientos medievales, donde lo normal es que se prodiguen los arrabales de distintas épocas. Esta característica aporta al conjunto un aspecto de pueblo anclado en el Medievo, prácticamente inalterado estéticamente desde entonces.“ 
(http://www.mirambel.es/InternetRural/mirambel/home.nsf)

Su escudo contiene dos espejos redondos, posiblemente alusión a su nombre (mirar).


Escudo de Mirambel, en la pared del Ayuntamiento


Pío Baroja estuvo una temporada en Mirambel. Así describe la comarca del Maestrazgo en su libro “La venta de la Mirambel”: 

"El Maestrazgo es una comarca aislada; en realidad, independiente de Valencia y de Aragón; es como una plataforma alta, erizada de montes como conos truncados, verdaderos castillos naturales, limitada por los antiguos reinos de Cataluña, Aragón y Valencia y extendida hasta el Mediterráneo.
"El Maestrazgo es un país seco, árido, frío; pero sin embargo, tiene recursos para su población. Es un país de guerrilleros …".
Y Mirambel le produjo la siguiente impresión:
"En los confines meridionales del Bajo Aragón, en una cañada, al pie de la montaña de San Cristobal y cerca del pequeño río o rambla de Cantavieja se encuentra el pueblo llamado Mirambel.
"Es una aldea, oscura, amurallada, con aire antiguo, casi de la Edad Media. Su muralla amarillenta negruzca, se conserva intacta, sin ninguna brecha y para entrar en el pueblo, es necesario pasar por alguna de sus puertas. Esta muralla gótica tuvo en otro tiempo su camino de ronda, sus matacanes y aspilleras, que después se tapiaron.
"El terreno próximo a la aldea es árido y montañoso; en las inmediaciones se levantan los cabezos de la Sierra Palomita, el alto de Tavaruela, la Sierra Blanca hacia Olocau del Rey, y la Sierra Menadella en el límite de las provincias de Castellón y de Teruel. Más cerca, se yergue el tozal de San Martín, el de Aniento y el Cabezo de Moragues.
"La rambla de Cantavieja, pasa a poca distancia de la villa sobre un lecho de piedra gris. Este arroyo nace en los montes de Tavaruela y de Bobolar, baja por Mirambel y en la Mata se le une otro procedente de la Iglesuela del Cid: la rambla Sellumbres, o río de las Truchas. El riachuelo de este nombre se vierte en el Bergantes, cerca del pueblo llamado el Forcall o el Horcajo."