Rosetón en forma triangular, dentro de un vórtice con el nivel energético más alto de todo el templo, lo mismo que el de Morella o el de Valderrobres. “Para interpretar alguna de las claves de este singular rosetón tenemos que recordar la importancia de esta esotérica figura geométrica. El triángulo equilátero representa la divinidad, la armonía y la proporción; de él deriva el ‘pentagrammon’, símbolo de la armonía universal. No es casualidad, por lo tanto, que el ojo de Dios Padre, el Gran Arquitecto del Universo, aparezca como un triángulo equilátero con la punta hacia arriba, que se corresponde con el elemento tierra. Alquimísticamente hablando es, además, el fuego, el corazón y el sexo masculino. El sello de Salomón está formado por dos triángulos invertidos que equivalen a la sabiduría humana. En la tradición judaica, el triángulo equilátero representa a Dios, cuyo nombre no se puede pronunciar. Y conocida es la importancia atribuida por la francmasonería al triángulo equilátero con la punta hacia arriba, al que denomina “delta luminoso”, en clara evocación a la forma de la mayúscula griega. (…)” (Jesús Ávila Granados, La mitología templaria, Ed. Diversa. Se refiere al rosetón de Valderrobres, pero el análisis es igualmente válido para Rueda)
|