Horta de Sant Joan. Sant Salvador


La cueva de la Madre Tierra

Situada entre las ermitas de sant Pau y sant Onofre, esta cueva llama la atención porque tiene la forma de un órgano sexual femenino. Se trata de una hendidura en la roca de unos 2 metros de longitud que acaba en su parte inferior en una pequeña cueva. Parece que ha intervenido la mano del hombre retocando algunos puntos para que el conjunto tenga esta forma de vulva femenina. Es de suponer que en el Neolítico -cuando este tipo de lugares tuvieron un uso ritual, pues podría datarse hacia el 4.000 a.n.e.- el suelo de la cueva era más bajo, con lo que el parecido con el órgano sexual femenino sería aún mayor que lo que hoy podemos apreciar.

El nivel energético es muy negativo, en torno a los 3.000 uBv., con lo que suponemos que el uso de la cueva fue funerario. Las cuevas de la Madre Tierra forman parte de los ritos de "regreso al útero" de las culturas prehistóricas. Con u uso es funerario, estos ritos están asociados con el re-nacer (una forma de regeneración o reencarnación) que vendría después de la muerte.

La entrada a la cueva de la Madre Tierra de Horta de sant Joan

“En todos los casos, el regressus ad uterum se opera con el fin de hacer nacer al recipientario a un nuevo modo de ser o de regenerarle. Desde el punto de vista de la estructura, el retorno a la matriz corresponde a la regresión del Universo al estado “caótico” o embrionario. Las tinieblas prenatales corresponden a la Noche anterior a la Creación y a las tinieblas de la choza iniciática". (Mircea Eliade, Mito y Realidad, Ed. Labor)

Los alquimistas repiten los mismos rituales: "el adepto debe regresar al pecho de su madre, o incluso cohabitar con ella. Según Paracelso: “Quien quiera entrar en el Reino de Dios, deberá entrar primero con su cuerpo en su madre y morir allí” (Mircea Eliade, Nacimiento y renacimiento, Ed. Kairós, Barcelona). 

Si el nivel energético hubiera sido positivo estaríamos hablando de una cueva donde se hacían ritos de sanación y fertilidad. Es el caso de la cueva de Nenkovo (Bulgaria).


Otro aspecto de la entrada a la cueva