Monasterio de Sant Cugat del Vallés



Historia del Monasterio





El Monasterio de San Cugat del Vallés


Orígenes

El lugar del monasterio fue ocupado en época romana por un campamento militar, el ‘castrum Octavianum’. En el siglo V se edificó un pequeña basílica paleocristiana aprovechando las estructuras de la construcción militar, que aglutinó una congregación de monjes, al tiempo que se mantenía la fortificación castrense al lado del recinto religioso. 





En la zona exterior del ábside aún se aprecian los restos de la primera edificación del campamento romano


En el siglo VII se produjo una ampliación del edificio y la comunidad monástica creció en número, aunque todo fue destruido en el 717 por la invasión musulmana.




Construcción del monasterio

En el siglo IX se levanta un monasterio, precedente del edificio actual, sobre las ruinas de las construcciones de siglos anteriores, en torno a lo que se consideraban eran las reliquias de Sant Cugat (san Cucufate, en castellano). Estas tierras habían sido conquistadas a los musulmanes por Carlomagno -que era muy devoto de Sant Cugat- unos años antes; en el 777 el médico benedictino Fulrado, cura de confianza de Carlomagno, empezó a organizar de nuevo la comunidad religiosa que llegó a los 12 miembros unos años más tarde y a cuyo frente se hallaba Deodato. Es comunidad había recibido de Carlomagno importantes posesiones y propiedades.

En el 852 una incursión musulmana arrasó estas tierras, pero la comunidad religiosa se rehízo gracias a la labor del abad Donadeu. En el 877 aparece la primera noticia documentada, en la que Carlos el Calvo confirma las posesiones del monasterio. Luis II, sucesor del anterior, puso a la comunidad de Sant Cugat bajo el dominio del obispo de Barcelona.

EL siglo X es el de consolidación de la vida monacal en Sant Cugat. Sus posesiones habían crecido mucho, abarcando tierras desde el Penedés hasta el Montseny, y sus abades tenían un peso político muy fuerte en las decisiones de los condes catalanes. En el 985 el ataque de Almánzor afectó al conjunto monacal, sobretodo porque las tropas del caudillo musulmán asesinaron a toda la comunidad de monjes del monasterio.

De esta época es el abad Odón, uno de los más importantes en la larga historia de Sant Cugat, con el que las posesiones del monasterio alcanzaron sus niveles más altos. El abad fue un auténtico señor feudal, que murió en batalla en el 1010; su tumba se puede contemplar en la iglesia del monasterio.

El monasterio de Sant Cugat fue un foco de cultura durante toda la Edad Media. Personajes como Gotmar -que fue obispo de Girona- pasaron unos años en este centro. Gotmar viajaba regularmente a la Córdoba musulmana para aprender de la ciencia y la cultura andalusíes; se sabe de sus buenas relaciones con las autoridades del sur, pues en el 940 regaló un libro a al-Hakam, el que sería califa a la muerte de su padre Abd al-Rahman III. La biblioteca de Sant Cugat era de las más completas de Europa y aquí se practicaba la alquimia (tiene fama la cantidad de obras sobre alquimia de que disponía el monasterio).

En 1013 comenzaron las obras de un claustro, precedente del actual y en 1063 se empezó a construir una iglesia, de la que sólo queda la base del campanario.



Maqueta del Monasterio amurallado


El monasterio de Sant Cugat fue uno de los centros de poder más importantes de la Edad Media

El monasterio de Sant Cugat formó parte de las luchas entre los condes feudales catalanes por la hegemonía, lucha en la que saldría vencedor el Conde de Barcelona. En el siglo XI Ramon Berenguer II pretendió, sin éxito, que el monasterio de Sant Cugat pasase a depender del de San Ponce de Pomieres (Provence, actual Francia), para sacarlo de las manos del obispo de Barcelona, y así debilitar el poder político y económico de la sede barcelonesa. La intención de los condes de Barcelona en todos estos siglos fue que el monasterio de Sant Cugat ejerciera de contrapoder frente al obispado de Barcelona.

En 1143 se celebraron Cortes en el monasterio de Sant Cugat, bajo el mandato de Ramon Berenguer IV,  hecho que se repetiría varias veces con monarcas posteriores. En 1145 se celebró un Concilio de obispos catalanes. En estos momentos Sant Cugat dominaba un amplio territorio de la actual Cataluña y bajo sus dominios se hallaban una cantidad importante de monasterios. 

Hay que destacar la labor musical que se llevó a cabo en el monasterio, sobretodo en los siglos XII y XIII. El monje Pere Ferrer fue autor de muchos himnos, aunque la mayoría se han perdido.

A mediados del siglo XII comenzaron las obras del actual complejo monacal, obras que continuarían hasta el siglo XIV. El estilo románico inicial acabaría siendo gótico en la fase final de la edificación y de esta forma podemos observar distintos periodos constructivos: primer románico o protorrománico en la torre-campanario, románico pleno  en la cabecera de la iglesia, tardorrománico en el claustro y resto del edificio en gótico.

En 1350 comenzaron las obras de fortificación y de un acueducto del que aún queda el puente de Can Vernet. De este año son los hechos del ‘canto del gallo’: se trata del asesinato del abad Arnau Ramon de Biure, cuando se celebraba la Misa del Gallo (de ahí el origen de la leyenda), en el momento en que el gallo de la veleta del cenobio comenzó a cantar; aún podemos apreciar la figura de este animal en una de las capillas de la iglesia.





Este es el gallo que cantó cuando fue asesinado el abad en 1350


El monasterio de Sant Cugat no fue ajeno a la crisis de la sociedad de los siglos XIV y XV. La decisión de nombrar abad por el rey o el papa y no por la comunidad de monjes indica una pérdida sensible de poder político. Muchos  de los abades así designados ni siquiera visitaron el lugar en toda su vida. A partir de 1561 los abades fueron nombrados únicamente por el rey.

Durante la Guerra de Sucesión (siglo XVIII), el edificio del monasterio de vio seriamente afectado. A finales del siglo, en una situación más favorable y de recuperación de la economía catalana, se hicieron obras de restauración. No obstante, muestra de la etapa de decadencia que estaba viviendo el monasterio nos lo da el hecho de que en el siglo XIX sólo quedaban unos 20 monjes, frente a los 50 de los siglos medievales.

La desamortización de 1835 provocó el abandono del recinto y el fin de la comunidad religiosa. Un grupo de personas aprovechó la circunstancia para tomar el monasterio por asalto y saquearlo.

Afortunadamente, en 1851 la Comisión de Monumentos Históricos se hizo cargo del edificio. Desde entonces, el monasterio de Sant Cugat ha sido escuela pública, cuartel de la policía local y ayuntamiento de la localdidad.

En 1931 la Generalitat inició obras de restauración. En 1938 tuvo lugar en la iglesia de Sant Cugat la última sesión de las Cortes republicanas. Finalmente, en 1982 la Generalitat comenzó el acondicionamiento del conjunto.


Maqueta del Monasterio y sus murallas



Estudio energético

El estudio energético nos da los siguientes valores en los lugares que se indican:
  • centro del ábside central: 29.000 ubv, extraordinariamente alto (equivale a 9 sobre 10), como corresponde al altar, el punto más importante de un edificio sagrado. Desde aquí sale una espiral energética con valores que van disminuyendo a medida que se alejan del altar (por ejemplo, el centro del cimborrio tiene 27.000 ubv)
  • centro del claustro: 31.000 ubv (equivale a 9,5 sobre 10), el punto más alto de todo el recinto, tal como hemos venido comprobando en otros centro religiosos (por ejemplo, catedrales de Tarragona y Gerona). De aquí sale otra espiral energética con valores que van disminuyendo a medida que se van alejando; por ejemplo, el ábside de la iglesia visigótica tiene 28.000 ubv.
  • lugares de muy baja energía: en algunos puntos en el exterior del edificio, en la cara este (fue cementerio hasta el siglo XIX) y la cara sur encontramos valores de 3.000 ubv (equivale a un 3 sobre 10)



Plano del Monasterio. Fuente: Cartel informativo del Monasterio