Los dólmenes de la Vall de Cabó (Lleida)


El megalitismo

En el Neolítico las comunidades humanas se hacen sedentarias. Este fenómeno se consolida en Cataluña entre el 4.300 y el 3.100 a.n.e., durante aproximadamente mil años. El hombre se hace agricultor y ganadero; cada vez la economía basada en la caza de animales salvajes y en la recolección de plantas silvestres tiene menos peso en el conjunto de las actividades de los seres humanos. La fabricación de cerámica y la pulimentación de las piedras son elementos técnicos de los nuevos grupos sociales.

Surgen las primeras aldeas estables en zonas donde la agricultura se desarrolla con más facilidad y con acceso al agua. Se va abandonando poco a poco el hábitat en cuevas. Estas comunidades tribales aumentarán en tamaño a medida que la economía mejore y irán acentuando su complejidad social. Finalmente, en la llamada Edad del Bronce, surge una aristocracia que tiene una posición social y de riqueza superior al resto de los miembros de la tribu. Debido a que los poblados están construidos en materiales perecederos (cabañas de madera, arcilla y arbustos), es prácticamente imposible encontrar restos de los lugares de habitación.

Como las especies que se domestican (cabra, oveja) o cultivan (trigo y cebada) no son originarias de Europa, es de suponer su procedencia de Oriente, desde donde se extendería la cultura neolítica.


Las ideas religiosas cambian. Ahora las creencias se centran en la fertilidad de la tierra y de los animales, personificada en la Madre Tierra.



Los dólmenes de la Vall de Cabó. Se llega a este lugar desde Organyà, una localidad que está sobre la carretera que lleva a Andorra, 23 km antes de llegar a la Seu d'Urgell.



-> El megalitismo es un fenómeno autóctono de las culturas de cada zona


Se conoce como megalitismo al fenómeno cultural que se da en el Mediterráneo Occidental y en la Europa Atlántica en el Neolítico y hasta la Edad del Bronce (aproximadamente entre el 4.800 y el 1.300 a.n.e.). En esta área geográfica se realizó una importante actividad comercial, sobretodo cuando las sociedades comenzaron a usar el metal y necesitaban la materia prima para su fabricación. Esta actividad económica vino acompañada de la difusión cultural (ideas religiosas, formas de enterramiento, cerámica campaniforme en el II Milenio a.n.e., arte…). Es la primera arquitectura monumental en la Historia de la Humanidad, es decir, la primera vez que el hombre realiza una construcción con criterios arquitectónicos y con aspiración de perdurar en el tiempo. 

Las construcciones megalíticas son enterramientos hechos a base de grandes piedras y  cubiertos por túmulos de tierra y piedras. La cubierta es generalmente adintelada y forma varios tipos: dólmenes con cámaras rectangulares o poligonales, sepulcros de corredor y cámaras sin corredor diferenciado.

Los enterramientos son múltiples, entendiendo por ésto 'sucesivos', en un número que puede ir de una docena a un centenar de individuos. Estas tumbas son propias de los miembros de la aristocracia tribal, indicando un elemento de diferenciación social. Constituyen el panteón de un clan determinado de la tribu. Nos están indicando la importancia de las relaciones de parentesco entre los miembros de la aristocracia tribal, con el objeto de consolidar su dominación sobre el resto de los miembros de la tribu. No a todas las personas las enterraban, pues, en estas construcciones.


Datación: hay muestras de construcciones megalíticas en 4.000 a.n.e., en pleno Neolítico. En Cataluña se conocen sepulcros de corredor hacia el 3.700 a.n.e., contemporáneos de los sepulcros de fosa. Se mantendrán durante el Calcolítico y en algunos casos se reutilizarán en la llamada Edad del Bronce. El megalitismo llegará a Cataluña, pues, hasta el 1300 a.n.e., abarcando un período de unos 2.500 años.




Reconstrucción del poblado neolítico de la Draga, en Banyoles (Girona). Foto: arqueoxarxa.cat


El territorio que va a ambos lados de los Pirineos presenta una gran unidad tipológica: País Vasco, Navarra, Aragón, Catalunya y el sur de Francia.

Los otros dos focos importantes de cultura de los megalitos en la Península son: la desembocadura del Tajo en Portugal y el SE de España (Almería). Hay teorías que sostienen que estas zonas son el origen del megalitismo que se extendió por Europa.

El megalitismo es un fenómeno autóctono, propio de la evolución de las sociedades de cada lugar; anteriormente se creía erróneamente que el megalitismo tenía su origen en las civilizaciones orientales (los colonos del Egeo), que implantarían esta cultura en el Occidente europeo. Las formas de las construcciones son muy variadas, por lo que hay que hablar más que de 'megalitismo' de una 'cultura de los megalitos'.


Al sur del Llobregat se conocen pocas muestras de megalitismo, así como en tierras de Lleida, exceptuando la zona pirenaica. Se trata de construcciones sencillas, otras veces son cistas con un gran túmulo , llegando hasta dólmenes, sepulcros de corredor y galerías cubiertas o ' galerías catalanas '. 




Mapa del megalitismo europeo




-> El megalitismo: la roca da un carácter atemporal a la muerte

Contrasta el hecho de que las viviendas se edificaran con materiales de que apenas nos han quedado rastro, mientras que las tumbas se hicieran en piedra, por lo que para nosotros son los testimonios más claros de esta época. Se elige a la roca como habitáculo de los muertos buscando levantar una obra sólida, que vence el paso del tiempo, o, más exactamente, ajena al devenir temporal.

La vida del hombre sigue el ciclo de los vegetales y los animales. Es perecedero. Pero la muerte abre el paso a la eternidad: es el retorno al seno de la Madre Tierra y, al igual que las semillas, nos permite nacer a una nueva vida.

El megalitismo supone una comunidad ritual con los antepasados y con la idea de la vida después de la muerte. La roca es la casa del alma del difunto; en la tumba están enterradas una serie de personas que pertenecen al mismo linaje, de modo que el recuerdo de este clan perdurará a lo largo del tiempo. Son monumentos eternos e indestructibles. El difunto, como la roca, permanecerá en ella indefinidamente.

El culto a los muertos debería ir acompañado de diversas ceremonias, como procesiones, danzas y sacrificios.



Proceso de construcción de un dolmen. 
Dibujo: http://es.slideshare.net/tutururu/arte-megalitico




-> El megalitismo: el hombre se relaciona con la tierra

El dolmen es un instrumento de delimitación territorial, pues constituye un indicador de que en el territorio donde se ubica ‘reside’ una tribu o grupo social determinado que controla estos campos. El megalito da fe de que la tribu que lo ha levantado tiene el derecho a explotar las tierras circundantes, lo que se viene haciendo desde generaciones pasadas, que están enterradas en esa construcción.

Al mismo tiempo, simboliza la íntima relación entre el hombre y la tierra que cultiva, pues se entierra a los antepasados en la zona donde se practica la agricultura y que es la fuente de vida para el colectivo humano.

Las personas enterradas tienen una función positiva sobre los campos y los seres vivos que rodean la tumba. El muerto queda ‘fijado’ a la tierra y puede influir sobre ella fertilizándola. La fecundidad de los hombres, de los animales y de las plantas queda garantizada. Al muerto se le asimila a la semilla de las plantas, que vuelve al seno de la Madre Tierra para poder renacer y dar nueva vida. Pero, además, esto tiene lugar entre grandes piedras, lo que lo convierte en un acontecimiento eterno e indestructible.


En este sentido, la relación con los muertos en el Occidente europeo es muy diferente del de otros culturas de Oriente (Mesopotamia, hebreos, griegos…) y de Europa Central, donde se les teme y se intenta que no interfieran en los asuntos de los vivos. 




La vida en una aldea neolítica
Dibujo: https://www.thinglink.com/scene/656576968577253377



-> Los dólmenes de la Vall de Cabó


Son 9 los dólmenes que podemos encontrar en esta zona: 

Serrat de Cobertrades

La Colomera

Serrat del Malpàs

Can Boixadera 

Clot de les Canyes

Restes de Pui de Cabó (destruido)

Molí de Favà

Pedracabana

L'Oliva 

Los dólmenes tienen un largo de casi 2 metros, excepto en la Colomera, que llega a 3 metros. Tanto el ancho como el alto estarían entre 1 y 2 metros.

Los dólmenes están orientados a los movimientos del sol: 2 casos, a la salida del sol en el solsticio de verano; 3 casos, a la salida del sol en el solsticio invierno y 2 casos, a la salida del sol en los equinoccios; 1 caso a la puesta del sol en el solsticio de verano.

Se encontraron restos de cerámicas, sílex, objetos de bronce y restos óseos. En uno de los dólmenes se pudieron identificar hasta 6 individuos como mínimo.


Análisis energético

El nivel energético es de 3.000 unidades Bovis en el centro del dolmen, muy bajo, como corresponde a los lugares de enterramiento, pues este es el nivel en el que la descomposición de los restos orgánicos se hace más rápidamente.  Además, estas zonas no son agradables a los animales carroñeros, con lo que se evita la acción depredadora de lobos, zorros, perros...

A partir de este punto, la espiral energética  va tomando valores más altos y llega a ser neutra en un radio entre 2 y 5 metros, lo que corresponde con los límites del túmulo de piedras que cubría el dolmen. Fuera de este límite, la energía sigue subiendo y se hace cada vez más positiva.


El lugar de enterramiento, pues, no es casual. El difunto queda encerrado en un área de muy baja energía para favorecer la descomposición de su cuerpo. Se sigue un criterio de 'sanidad pública' y, casi podríamos decir, 'científico'.



Esquema energético de los dólmenes de la Vall de Cabó