Santa María de l’Estany


La revuelta de los campesinos de Oló

A partir del siglo X, los campesinos, que hasta entonces gozaban de ciertos grados de libertad, pasan a ser siervos, sometidos a la tierra y a los señores feudales, tanto laicos como la propia Iglesia.

El levantamiento popular en el campo catalán más conocido es el de los “remences”, en el que campesinos armados se enfrentaron a las tropas de los nobles durante todo el siglo XV llegando a dominar amplias zonas del país. Con la Sentencia de Guadalupe de 1486 por primera vez en Europa el campesinado dio un paso importante en su liberación, al quedar prohibidos algunos de los usos y derechos feudales.


El campo catalán conoció grandes conflictos en la Edad Media

Cuando estalló la crisis del siglo XIV, las tierras de l'Estany fueron una zona de bandoleros. Muy famoso fue Perot Rocaguinarda (1582-1635), del que habla la segunda parte de El Quijote y al que el rector de Vallfogona alaba con entusiasmo. Este bandolero, aparte de acciones de atracos a masías y caminos, estaba al servicio de la nobleza feudal para atemorizar al campesinado y evitar las revueltas populares. Al final de su vida fue indultado por el virrey.

Estos siglos son también de grandes persecuciones contra la brujería. Estamos en plena contrarreforma.



La revuelta de Oló

En la segunda mitad del siglo XIV el monasterio de l’Estany se planteó la compra de los castillos y término del vecino pueblo de Oló. En un principio, los campesinos de Olò vieron con buenos ojos la operación, pues les libraba del yugo de la familia feudal que hasta entonces les explotaba y maltrataba. Pero pronto se dieron cuenta que el yugo de los monjes era mucho peor que el de los nobles feudales. 

Lo primero que hicieron los nuevos amos fue aumentar fuertemente los impuestos, a base de disminuir drásticamente la parte de la cosecha que quedaba en manos de los campesinos. En el plazo de 3 años murieron de hambre 15 niños, al no tener de qué comer ya que el monasterio de l’Estany se llevaba la mayoría de la cosecha. Al mismo tiempo, el monje al mando de Oló reintrodujo el “derecho de pernada” (el derecho de señor feudal de acostarse con la doncella recién casada en su primera noche de bodas), que ya no era habitual en estas tierras desde hacía tiempo. 


Los campesinos de Oló se levantaron contra la opresión de los monjes de l'Estany

El odio hacia la Iglesia era tal que se creó la leyenda de que un rayo fulminó a este monje. Se cuenta que en 1395 se desató la mayor de las tormentas que jamás se había visto. Las cosechas peligraban. Los campesinos pidieron al monje-delegado de l’Estany que hiciera un conjuro para liquidar aquella terrible tormenta. Cuando el clérigo, ya vestido con los hábitos correspondientes, se dirigía a realizar tal conjuro, un rayo lo mató y la tormenta se paró al instante. Esta fue una señal divina que animó a los campesinos, poco tiempo después, a asaltar el monasterio de Santa María de l’Estany.

Previamente, en 1386 los campesinos comenzaron a hacer asambleas y crearon un sindicato. El objetivo era recaudar los 200.000 sueldos que valía recomprar el castillo y el término, pasar a ser dominio real y así librarse de la opresión de los monjes. Como Santa María de l’Estany siempre se negó a tal operación y mantuvo firme su derecho sobre Oló, los campesinos acabaron asaltando el monasterio en 1395. La represión fue muy dura. 

En los años 1487 y 1597 los campesinos intentaron de nuevo la recompra, pero fue en vano. Finalmente, en 1606, en tiempos de Felipe IV, las 51 familias de Oló consiguieron su objetivo de pasar a dominio real y librarse de la opresión de las “Cinc Dignitats” (Cinco Dignidades), entidad que había sucedido al monasterio de l’Estany. Fue una lucha que duró, pues, más de 200 años.